sábado, 2 de mayo de 2015

Madreperla





Abres la caja A de las alhajas y respiras. Quién lo hubiera dicho, su luz tiene ya un cierto parecido con el tesoro que imaginabas de niña, a solas. Miradas, sonrisas, manos que te sostuvieron cuando el camino se precipitaba por abismos demasiado abruptos. Están todos, no falta nadie. Está Ella, el principio de todo lo que eres. Ella, la que te devolvió la vida, te protegió, te enseñó y te ayudó a encontrar un lugar en el mundo. 

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